miércoles, 21 de diciembre de 2016

Un piso de intercambio - parte 4

Capítulo 4   "A darlo todo"

Se me ocurrió una gran idea, intercambiarnos mientras dormimos, tenía curiosidad por ver como reaccionarían todos.
Me levanté de la cama y fuí a coger la piedra, que estaba en el salón.
Estuve pensando como podría hacer la combinación de cuerpos más interesante. Yo tenía claro que quería estar en el cuerpo de Ana.
Decidí hacerlo de esta forma, me fuí a la habitación de Laura y la cambié conmigo, después de manosearme un poco, fuí a la habitación de Miguel y cambié con él, después volví a por mi cuerpo y cambiamos. Dando el resultado de que Miguel y Laura intercambiaron cuerpos. Para finalizar lo más importante, cambié con Ana.
Mientras cada uno dormía en su habitación y empecé a disfrutar el voluptuoso cuerpo de Ana.
Sus grandes tetas eran mi obsesión. Empecé a desnudarme y entrar en calor poco a poco mientras me manoseaba. Poco a poco fuí bajando hasta abajo donde estaba ardiendo y me empecé a acariciar, cuando de pronto se me escapó un gemido.
Yo - Este cuerpo es incontrolable!
Ana me contó que en ese momento estaba soñando con alguna fantasía sexual, pero no se acordaba de cual, cuando de repente se despertó y notó un gran bulto en la entrepierna. Se palpó y notó una gran polla erecta.
Ana - Este chico me va a llevar a la locura!
Dijo mientras poco a poco se le cambiaba el rostro de la cara, mientras empezaba a sacudir la polla.
De pronto, escuchó su voz en otra habitación la cual la encendió más que antes, ahora nadie podía calmar ese apetito sexual.
Ana - Este cuerpo es incontrolable!
Yo aún seguía jugueteando cuando se abrió de golpe mi puerta, ví mi cuerpo sin pantalones ni calzoncillos, tenía la polla en la mano y intuí que estaba pasando.
Me abrí de piernas y le mostré el coño chorreando.
Yo - A que estas esperando?
Se avalanzó sobre mi y me empezó a envestir. Era una sensación increíble notaba como mi pene estaba dentro de mi y como iba empujándolo. Ella me empezó a morder la oreja, lo cual no entendí el porqué pero me excitó mucho, también los pezones, me estrujaba las tetas como si fueran arcilla... Todo esto hizo que poco a poco se me acabará poniendo la mente en blanco. No podíamos parar de follar.
Después de un par de horas, llegamos al clímax cuando nos corrimos a la vez, me encantaba como fluía por dentro de mí. Acabamos agotados, por lo que después de todo eso nos acabamos durmiendo abrazados.

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